Javeriana Cali fue epicentro del debate nacional e internacional sobre el derecho a la alimentación digna


Creado por: Lola Ferrin
Del 9 al 12 de julio, más de 500 profesionales, académicos, estudiantes e invitados internacionales se dieron cita en la Javeriana Cali para participar del XX Congreso Nacional y IV Congreso Internacional de Nutrición y Alimentación, organizado por la Asociación Colombiana de Dietistas y Nutricionistas, Acodin.
Durante cuatro días, la universidad se convirtió en un escenario de reflexión, formación y acción frente a los retos alimentarios que enfrenta Colombia y América Latina. A través de conferencias, talleres, simposios autogestionados, exposiciones de pósters científicos, el evento abordó los desafíos de la nutrición en contextos tan diversos como el rendimiento deportivo, el abordaje clínico, la sostenibilidad alimentaria, la innovación en políticas públicas y los enfoques comunitarios.
Uno de los momentos más contundentes del congreso fue el panel institucional ‘Desafíos alimentarios y nutricionales en Colombia’, donde representantes de instituciones como el Programa Mundial de Alimentos, PMA, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF y el Instituto Nacional de Salud, INS, coincidieron en la complejidad estructural del problema del hambre en el país.
Desde el inicio del panel se resaltó la necesidad urgente de abordar las brechas que existen en el país. Nils Grede, del PMA, habló con franqueza sobre lo que ha observado en su primer año en Colombia: un país profundamente desigual, donde la pobreza, la iniquidad y la diversidad geográfica y cultural representan tanto una riqueza como un gran desafío. Con mapas en mano, mostró cómo, en regiones como La Guajira y la Amazonía, hasta el 60% de los hogares no pueden costear una dieta nutritiva, y cómo las diferencias entre territorios urbanos y rurales hacen que el hambre sea una realidad invisible para muchos, pero presente para millones. “El problema del hambre en Colombia no es nuevo, no es simple, y tampoco tiene una única solución. Es una realidad invisible para muchos, pero presente para millones”, manifestó el experto.
A su turno, Santiago Mazo, de la FAO, puso sobre la mesa otro tema crítico, el desconocimiento y la falta de uso de herramientas para identificar y medir la situación alimentaria del país. A pesar de que existen instrumentos técnicos para evaluar la seguridad alimentaria y nutricional, muchos territorios siguen dependiendo de encuestas nacionales que no logran capturar las particularidades locales. Mazo también subrayó que el país necesita nuevos indicadores que permitan “monitorear no solo el estado nutricional, sino el cumplimiento efectivo del derecho humano a la alimentación, incluyendo dimensiones como la participación, la rendición de cuentas y la dignidad”.
Desde el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Edwin Lanchero compartió los esfuerzos que adelanta la entidad para mitigar la desnutrición en los territorios más afectados. Destacó la implementación de los comités intersectoriales de emergencia nutricional, la creación de zonas de recuperación nutricional y la transformación de sus programas de alimentación con enfoque territorial e intercultural. Lanchero también fue enfático en señalar que el conflicto armado, el cambio climático y la falta de acceso a agua son factores que no pueden ignorarse en la ecuación alimentaria del país.
Por su parte, Ana Yiby Forero, del INS, hizo un llamado a dejar atrás los enfoques reduccionistas. “Mientras sigamos abordando la alimentación desde una sola orilla, difícilmente vamos a tener impactos reales”, afirmó. Insistió en la importancia de no delegar la implementación de los programas en terceros, de adaptarse a la diversidad territorial y de fomentar una verdadera gobernanza que incluya a las comunidades como protagonistas. Contó, además, cómo el Instituto viene impulsando una estrategia de desconcentración territorial que busca conocer de cerca las realidades locales, implementar vigilancia comunitaria y transformar los datos en herramientas comprensibles y útiles para todos.
A medida que avanzaba el panel, los expertos fueron evidenciando que uno de los grandes retos del país no es solo la pobreza o el acceso a alimentos, sino la desarticulación entre actores, sectores y niveles de gobierno. Esa fragmentación, coincidieron todos, limita la efectividad de los programas y diluye los recursos. Se habló entonces de la necesidad de avanzar hacia una gobernanza articulada, basada en evidencia, con un enfoque intercultural y territorial, que deje atrás los “parches” y aborde las causas profundas del hambre en Colombia.
El panel cerró con una reflexión poderosa, no basta con contar las muertes por desnutrición o saber cuánto cuesta una dieta nutritiva. Hay que preguntarse por qué ocurre, por qué hay comunidades enteras donde comer es un privilegio, por qué los saberes tradicionales no son parte de las políticas públicas y por qué seguimos planeando sin contar con quienes viven las problemáticas en carne propia.
La academia al servicio de la transformación
El congreso también fue una vitrina para visibilizar el papel de la academia en la generación de soluciones. Para Ana Lucía Valenzuela, directora del programa de Nutrición y Dietética de la Javeriana Cali, estos espacios permiten “reflexionar, analizar y generar propuestas pertinentes e innovadoras que nos permitan cerrar brechas en este campo”.
Valenzuela enfatizó que los futuros nutricionistas deben estar preparados para trabajar tanto en la promoción de hábitos saludables como en contextos de profunda inequidad. “Deben propender por un mundo y un planeta autosostenible (...) formarse con ciencia que aumente su criterio profesional en un mundo altamente permeado por la desinformación”.
Uno de los talleres que se realizaron en el marco del congreso fue ‘Menú Con-ciencia’, liderado por Mónica Beltrán, profesora del Departamento de Nutrición y Bioquímica de la Javeriana Bogotá, y Roberto Cedano, laboratista en Ciencias de los Alimentos de la Javeriana Cali. Con este ejercicio los académicos buscaban enseñar a diseñar menús saludables con sustento científico, atractivos, adaptados al contexto y culturalmente pertinentes. “Lo que hicimos fue traer evidencias científicas desde lo gastronómico y desde la calidad nutricional (...) que se vea en lo que la gente está consumiendo en el día a día”, explicó Beltrán.
Por su parte, Ángela Lavalle González, profesora de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (Perú), expresó que “cocinar con ciencia es muy importante. Creo que este congreso nos va a llevar a romper esquemas, a salir de nuestra zona de confort y a pensar en cambios, a pesar de las dificultades que tenemos”.




















Las ollas comunitarias como grietas de esperanza
La nutricionista e investigadora Lucía Dias da Silva Guerra, del Centro Universitário Anhanguera, Brasil, presentó su conferencia ‘Las ollas comunitarias como estrategia política para la seguridad alimentaria’.
“Las ollas comunitarias son grietas muy importantes para que nosotros busquemos la transformación social que queremos. No solo alimentan, también son espacios de reflexión, de organización, de resistencia”, afirmó. Y agregó con contundencia: “No hay Estado sin comunidad, no hay gobierno sin gobernados. Tenemos que estar ahí juntos, pensando políticamente qué vamos a hacer con nuestro poder social”.
Además del enfoque clínico y nutricional, el Congreso abrió espacio para los Derechos Humanos. En el panel ‘Narrativas y estéticas como herramientas transformadoras’, se resaltó cómo el teatro, la escritura y otras expresiones pueden humanizar el ejercicio profesional, sensibilizar a los futuros nutricionistas y promover una relación más empática con los pacientes.
A su vez, Maximiliano Carrasco, doctor en Derecho, remarcó la importancia de pensar la nutrición desde un enfoque de Derechos Humanos. “El reto de los nutricionistas es pensar su carrera al servicio de la vida de las personas (...) y hablar del respeto por los DDHH, particularmente el de la salud, tan necesario y tan vital”.
Finalmente, Patricia López, profesora del Departamento de Alimentación y Nutrición de la Javeriana Cali, manifestó que “detrás de un menú hay toda una historia de ciencia, de investigación, de datos. Estos espacios nos aseguran que vamos en el camino correcto para atender a las colectividades de la mejor manera”.
Premios y reconocimientos
El congreso reconoció los aportes de estudiantes y profesionales en diferentes modalidades. Entre los trabajos destacados:
- Primer puesto en modalidad póster (semilleros): “Composición corporal e ingesta alimentaria en runners amateur de Jamundí”, por Erleny Rincón Quintero.
- Primer puesto en modalidad comunicaciones cortas (ejercicio profesional): “Uso de esporas de hongos endófitos antárticos para reducir la demanda de riego en vegetales”, por Julio Parra.
- Primer puesto en nuevos productos alimenticios: “Frutipaletas”.
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